domingo, 12 de enero de 2014

Casa de los mártires romanos Juan y Pablo



Un interesante ejemplo de Domus ecclesiae es la casa de los mártires romanos Juan y Pablo.
Juan y Pablo fueron martirizados en Roma. La passio que narra su gesta les considera
hermanos de sangre y de fe, martirizados y sepultados en su casa, sita en el monte Celio, bajo
el emperador Juliano el Apóstata en la noche del 26 de junio del año 362.


Los peregrinos medievales que llegaban a Roma a venerar los sepulcros de los mártires
empezaban preguntando por la basílica de los Santos Juan y Pablo en el monte Celio. Era de
rigor comenzar por ella el recorrido de los santuarios romanos. Era la única iglesia erigida
sobre tumba de mártires dentro del recinto de la ciudad. Los demás mártires habían sido
enterrados en las afueras, por aquella ley de las Doce Tablas que prohibía la sepultura en el
interior de la ciudad.

El itinerario-guía, que orientaba a los peregrinos a través de los santos lugares, advertía,
además, que la basílica que guardaba tan preciadas reliquias era la propia casa de los
mártires, convertida en iglesia después de su martirio“. A pocos metros del Coliseo arrancaba
un suave repecho, el Clivus Scauri, que les llevaba rápidamente al espacioso atrio que abría
sus pórticos delante de la basílica.
Conocemos hoy perfectamente las características de la casa a que alude la tradición.
Excavaciones realizadas bajo el pavimento de la basílica celimontiana nos han revelado la
disposición interior de aquella casa romana y gran parte de su decoración.
Se trataba de un inmueble de vastas proporciones, que ocupaba una superficie de 2.250
metros cuadrados y treinta metros de fachada.
En el monte Celio, famoso en aquel entonces por la suntuosidad de sus edificios, la grandiosa
“casa de los mártires” encajaba perfectamente.
Encontramos en ella la misma distribución y el mismo gusto por la decoración que distinguían
a las casas patricias romanas.
La parte noble del edificio, destinada a habitaciones de los señores y de sus huéspedes, con
sus amplias salas lujosamente decoradas con estatuas, revestimiento de mármoles, mosaicos
y grandes pinturas murales, contrasta con la estrechez de los dormitorios de los esclavos.
Muy espaciosas las salas de baño.
En las bodegas se han desenterrado gran número de ánforas, cántaros y otras, vasijas donde
se guardaban las provisiones de la casa.
Dos de las ánforas llevan grabado el monograma de Cristo. Trece aposentos conservan
todavía, mejor o peor, la decoración antigua.
No serán obras de arte, pero denotan un gusto bastante depurado. Los temas mitológicos se
combinan con paisajes y motivos ornamentales.
Allí puede contemplarse el cuadro más grande que se conserva de la Roma antigua, pintado al
fresco, sin que el color haya perdido todavía su viveza. Representa a Proserpina que vuelve
del averno, acompañada de Ceres y de Baco. Una mano cristiana, en el siglo IV, extendió
sobre la escena una capa de estuco.

No faltan en la casa de Celio pinturas de inspiración cristiana, que demuestran que sus
moradores, en el siglo IV, eran cristianos. En una de las salas, en medio de figuras de
apóstoles y escenas alegóricas de vida pastoril, se levanta espléndida la Orante, vestida de
dalmática amarilla, con un velo verde sobre la cabeza y los brazos extendidos en actitud de
oración.
Una escalera de piedra ponía en comunicación la planta baja con los pisos superiores. La
casa alcanzaba una altura de quince metros.
Desde sus amplios ventanales podía gozarse de uno de los espectáculos más maravillosos
de Roma. A pocos metros extendía sus grandes arcos de travertino el templo erigido en honor
del emperador Claudio.
Más allá, el Coliseo, los templos y edificios públicos del Palatino, del Foro y del Capitolio y las
termas de Trajano y de Tito desplegaban al sol sus mármoles fulgurantes. Y, por encima de
edificios y murallas, la mirada se perdía en las líneas onduladas de las colinas del Lacio y en
los anchurosos horizontes del mar.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Títulus de San Martino al Monte



El nombre del títulus –al menos al principio- no solía ser el de un santo mártir sino, como en otras casas, el del fundador o propietario de la casa, que figuraba encima de la entrada. Así San Martino ai Monti llevaba el nombre de Titulus equitii.
Aparte las particularidades de las acomodaciones de los lugares internos para el clero, el guardián, los ornamentos litúrgicos, etc., eran exclusivamente habilitadas para la celebración del culto; si bien en cuanto al aspecto externo no debían distinguirse de las otras casas de los nobles romanos.




A través de la escalera al final de la nave central hay que bajar a la cripta , de la que , a través de una pequeña puerta a la izquierda , otra escalera muy antigua conduce al " titulus ". Se trata de un edificio de ladrillo. Una inscripción situada a lo largo del estrecho pasaje mencionados señala que la estructura original del oratorio estaba dedicado a la " Virgen María Gaudiam Cristianorum ", pero más tarde fue mencionada sólo como " titulus Equitii " o " titilus Silvestri, " después que el Papa Silvestre organizó los  ambientes de acuerdo a las necesidades del rito cristiano adaptándola a las reuniones de la comunidad. 


Muchas de las obras son todavía visibles en el sótano : algunos frescos del siglo noveno , representados en la bóveda del techo, con escenas de santos con la Virgen y el Niño; hermosos fragmentos de mosaicos de azulejos en blanco y negro que datan del siglo III forman parte del pavimento, un mosaico en la pared del cuarto o quinto siglo, situado por encima de un altar del siglo XVII , representa "Símaco a los pies de San Silvestro". Posteriormente fue dedicada a San Martín de Tours, llegaron al final del siglo V, cuando el papa Símaco , construyó la verdadera iglesia, que hizo elevar del nivel del suelo, por lo que el primitivo oratorio quedó subterráneo.


La iglesia fue restaurada durante el pontificado de Sergio II y León IV , pero fue en 1636 que el edificio se sometió a una renovación radical gracias a la prior Giovanni Antonio Filippini , que concedió a la obra del arquitecto Filippo Gagliardi. Los  trabajos continuaron hasta 1667 , cuando se erigió la actual fachada, dos grandes órdenes con pilastras y frontón. A ambos lados del portal central hay dos bajorrelieves con figuras de San Silvestre y San Martin. En esta ocasión también se añadió a la escalera larga y estrecha, en la plaza trasera de San Martino ai Monti, que conduce a la puerta trasera , y el pequeño y pintoresco campanario sobre el ábside. 




El interior es de tres naves divididas por 24 columnas (de la antigua basílica del siglo V ) con capiteles compuestos en los que se apoya el arquitrabe. El techo de la nave sustituye al anterior donado por San Carlos Borromeo y destruido por el fuego. Obras notables de arte que se conservan , entre ellos, a la derecha de la entrada , un éxtasis de St. Carlos Borromeo de Filippo Gherardi, tres pinturas que representan el interior de la Basílica de San Pietro e Gagliardi , Interior de la Basílica de San Juan de Letrán y la víspera de un consejo . El altar mayor se colocó un tabernáculo y candelabros , la obra de Belli , renombrado orfebre romano, junto al altar, se accede a la hermosa cripta donde se conserva el famoso fresco del siglo IX con imágenes de santos y la cruz enjoyada y una efigie de San Silvestre en un mosaico del siglo VI . También se conserva en la sacristía la preciosa lámpara votiva de láminas de plata del siglo V, una vez considerada la tiara del Papa Silvestre I, por desgracia, no es accesible al público. 


El lado oriental de la iglesia, que corre a lo largo a través Equizia descansa sobre grandes bloques de toba que pertenecen a las Murallas Servianas ( el tramo comprendido entre de Leopardi y el Celio ).

sábado, 16 de noviembre de 2013

El Arte Paleocristiano

En este arte podemos distinguir dos etapas separadas por el Edicto de Milán (313) mediante el cual se reconoció la libertad de culto a los cristianos.
En la primera etapa anterior al Edicto de Milán a pesar de que los primeros emperadores (Augusto,Tiberio, Calígula y Claudio) permitieron la propagación del cristianismo, puesto que en un principio se consideraba que no suponía ningún peligro para la integridad del Imperio, a partir de Nerón comenzó la primera persecución, debido a que se pusieron cada vez más de manifiesto ciertas diferencias insalvables: el monoteísmo y su celo proselitista, el rechazo hacia otras creencias religiosas y sobretodo, su negación a rendir culto al emperador.
Los Apóstoles seguían acudiendo al Templo para orar. En cambio, al  no tener lugar propio, la Cena del Señor o Fracción del Pan se celebraba en las casas particulares de los primeros cristianos.
En Roma sabemos que existían edificios de culto antes del siglo IV: la ciudad estaba dividida en titulus (parroquias). Había al menos unas 25. Sin embargo, han desaparecido o han sido sustituidas por Basílicas o Iglesias.


Titulus” es la inscripción colocada en las puertas de sus casas, donde se indicaba el nombre del propietario y los límites de la finca. Los primeros cristianos se congregan en las casas particulares para celebrar la eucaristía. La Iglesia se reúne en una domus (=casa), y con el paso del tiempo se identifica domus con titulus, convirtiéndose en sinónimos que identifican el lugar (locus) donde la comunidad  celebra la eucaristía y los demás sacramentos. En un principio las domus son conocidas por los tituli (nombres) de sus propietarios, pero a partir del IV-V sólo los mártires tienen el honor de dar “título” (en el sentido de nombre) a las iglesias.
Ya en el siglo II se empieza a denominar domus ecclesiae a los lugares destinados al culto. En el siglo III existen incluso de nueva planta. Antes de la paz de Constantino no tuvieron seguramente un modelo arquitectónico propia.
Las domus ecclesiae solían tener salas para la celebración del acto eucarístico, los ágapes, los bautizos, otras para la formación doctrinal de los presbíteros a los catecúmenos o neófitos (no bautizados), salas de tipo administrativo e incluso también la vivienda para el presbítero.
La sala destinada a la Eucaristía solía tener un gran tamaño y estaba dividida en dos partes por un arco o una puerta debido a que los catecúmenos no podían ver aunque sí escuchar la Consagración, así que debían retirarse a la segunda parte de la estancia (catecumenado) al llegar dicha parte.
Estas parroquias son llamadas indistintamente Domus ecclesiae o Tituli.  En Roma se han encontrado algunas bajo la basílica de S. Clemente, en Santa Atanasia, San Martín del Monte, bajo la basílica de San Juan y San Pablo.

Las dos parroquias más importantes que se conservan son el Titulus de San Martino al Monte (Roma) y el Titulus de Dura Europos (Siria), cerca del río Éufrates.

Bibliografia:
- Historia del Arte en la Antigua Edad Media" M. Teresa González Vicario, Esther Alegre Carvajal, Genoveva Tusell García.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Numa Pompilio (716-674 a. C.)

Tras la muerte de Rómulo, el reinado de la ciudad recayó sobre el sabino Numa Pompilio. Si bien en un principio no deseaba aceptar la dignidad real, su padre le convenció para que aceptara el cargo, para servir así a los dioses. Recordado por su sabiduría, su reinado estuvo marcado por la paz y la prosperidad.
Numa reformó el calendario romano, ajustándolo para el año solar y lunar, añadiendo además los meses de enero y febrero hasta completar los doce meses del nuevo calendario.
Instituyó numerosos rituales religiosos romanos, como el de los salii, designando además un flamen maioris como sacerdote supremo de Quirino, el flamen Quirinalis
Organizó el territorio circundante de Roma en distritos, para una mejor administración, y repartió las tierras conquistadas por Rómulo entre los ciudadanos, a la vez que se le atribuye la primera organización de la ciudad en gremios u oficios.
Numa fue recordado como el más religioso de todos los reyes, por encima incluso del propio Rómulo. Bajo su reinado se erigieron templos a Vesta y Jano, se consagró un altar en el Capitolio al dios de las fronteras Terminus (*en el lugar donde posteriormente se construiría el Templo de Júpiter, quedando sus ruinas incluidas en el nuevo edificio. "Roma" Coarelli), y se organizaron los flamen, las vírgenes vestales de Roma y los pontífices, así como el Collegium Pontificum. La tradición cuenta que durante el gobierno de Numa un escudo de Júpiter cayó desde el cielo, con el destino de Roma escrito en él. El rey ordenó hacer once copias del mismo, que fueron reverenciadas como sagradas por los romanos.

Como hombre bondadoso y amante de la paz, Numa sembró ideas de piedad y de justicia en la mentalidad romana. Durante su reinado, las puertas del templo de Jano estuvieron siempre cerradas, como muestra de que no había emprendido ninguna guerra a lo largo de su mandato. Tras 43 años de reinado, la muerte de Numa ocurrió de forma pacífica y natural.

Rómulo (753-717 a. C.)


Rómulo no sólo fue el primer rey romano, sino también su fundador, junto a su gemelo Remo. En el año 753 a. C., ambos comenzaron a construir la ciudad junto al Monte Palatino, cuando, según la leyenda, Rómulo mató a Remo por haber atravesado sacrílegamente el pomerium. Tras la fundación de la urbe, Rómulo invitó a criminales, esclavos huidos y exiliados para darles asilo en la nueva ciudad, llegando así a poblar cinco de las siete colinas de Roma. Para conseguir esposas a sus ciudadanos, Rómulo invitó a los sabinos a un festival, donde raptó a las mujeres sabinas y las llevó a Roma. Luego de la consiguiente guerra con los sabinos, Rómulo unió a los sabinos y a los romanos bajo el gobierno de una diarquía junto con el líder sabino Tito Tacio.
Rómulo dividió a la población de Roma entre hombres fuertes y aquellos no aptos para combatir. Los combatientes constituyeron las primeras legiones romanas, mientras que el resto se convirtieron en los plebeyos de Roma, y de todos ellos, Rómulo seleccionó a 100 de los hombres de más alto linaje como senadores. Estos hombres fueron llamados Patres, y sus descendientes serían los patricios, la nobleza romana. Tras la unión entre romanos y sabinos, Rómulo agregó otros 100 hombres al Senado.
También, bajo el reinado de Rómulo, se estableció la institución de los augures como parte de la religión romana, así como la Comitia Curiata. Rómulo dividió a la gente de Roma en tres tribus: romanos (ramnes), sabinos (titios) y el resto (luceres). Cada tribu elegía a diez coviriae (curias= comunidad de varones), aportando además 100 caballeros y 10 centurias de infantes cada una, conformando así la primera legión de 300 jinetes y 3000 infantes. Ocasionalmente podía convocarse una segunda legión en caso de urgencia.

Después de 36 años de reinado, Rómulo había librado numerosas guerras, extendiendo la influencia de Roma por todo el Lacio y otras áreas circundantes. Pronto sería recordado como el primer gran conquistador, así como uno de los hombres más devotos, de la historia de Roma. Tras su muerte a los 54 años de edad, fue divinizado como el dios de la guerra Quirino, honrado no sólo como uno de los tres dioses principales de Roma, sino también como la propia ciudad de Roma divinizada.

Características de la Monarquía Romana

La monarquía romana (en latín, Regnum Romanum) fue la primera forma política de gobierno de la ciudad estado de Roma, desde el momento legendario de su fundación el 21 de abril del 753 a. C., hasta el final de la monarquía en el 509 a. C., cuando el último rey, Tarquinio el Soberbio, fue expulsado, instaurándose la República romana.
La mitología romana vincula el origen de Roma y de la institución monárquica al héroe troyano Eneas, quien, huyendo de la destrucción de su ciudad, navegó hacia el Mediterráneo occidental hasta llegar a Italia. Allí fundó la ciudad de Lavinio, y posteriormente su hijo Ascanio fundaría Alba Longa, de cuya familia real descenderían los gemelos Rómulo y Remo, los fundadores de Roma.

Fundación de Roma.
El origen de la ciudad de Roma puede situarse especialmente cerca del monte Palatino, junto al río Tíber, en un punto en el cual existía un vado natural que permitía su cruce, siendo además navegable desde el mar (ubicado a 25 km río abajo) únicamente hasta esa posición. En ese punto el río discurría entre varias colinas excavadas por su cauce, aisladas entre sí por valles que el Tíber inundaba en sus crecidas, lo que convertía la zona en pantanosa, y por lo que la población de agricultores y ganaderos fue en su origen muy reducida.
Este punto estratégico presentaba una ubicación fácil de defender respecto a la amplia llanura fértil que rodeaba el lugar, protegido como estaba por el Palatino y las otras colinas que lo rodeaban, siendo además un cruce destacado en las rutas comerciales del Lacio central, y entre Etruria y Campania. Todos estos factores fueron los que a la larga contribuyeron al éxito y a la fortaleza de la ciudad.
El origen étnico de la ciudad hay que remontarlo a la fusión de las tribus latinas de la aldea del Germal (Roma quadrata) con los sabinos del Viminal y el Quirinal, creando así la Liga de Septimontium o Septimoncial (Liga de los siete montes), una confederación religiosa pre-urbana de clara influencia etrusca, el poder hegemónico de Italia en esta época. El nombre de la ciudad podría remontarse hasta la gens etrusca Ruma, si bien existen otras teorías al respecto.

Problemática histórica de la monarquía romana
Las crónicas tradicionales de la historia romana, que han llegado hasta la actualidad a través de autores clásicos como Tito Livio, Plutarco, Virgilio, Dionisio de Halicarnaso y otros, cuentan que en los primeros siglos de la vida de Roma hubo una sucesión de siete reyes. La cronología tradicional, narrada por Varrón, arroja la cifra de 243 años de duración total para estos reinados, es decir, un promedio de 35 años por reinado (mucho mayor que el de cualquier dinastía documentada), aunque ha sido desestimada actualmente, desde los trabajos de Barthold Georg Niebuhr. Los galos, liderados por Breno, saquearon Roma tras su victoria en la batalla de Alia en el 390 a. C. (Polibio da la fecha del 387 a. C.), de forma que todos los registros históricos de la ciudad resultaron destruidos, incluyendo aquellos de las fases más antiguas, por lo que las fuentes posteriores han de tomarse con cautela. Las crónicas tradicionales analizan las evidencias arqueológicas de los inicios de Roma, que no obstante coinciden en señalar su poblamiento a mediados del siglo VIII a. C.
En algún momento desconocido de la etapa monárquica de su historia, Roma cayó bajo el control de los reyes etruscos. Los reinados de los primeros monarcas son bastante sospechosos, debido a la larga duración media de los mismos y al hecho añadido de que algunos parecen estar redondeados en torno a los 40 años de duración. Este curioso dato, que incluso destaca más comparado con los reinados de la actualidad en que la esperanza de vida es mayor, quedaba explicado en las tradiciones romanas debido a que la mayoría de los reyes habían sido cuñados de su predecesor. No obstante, es más probable que tan sólo los últimos reyes de esta etapa pudieran haber existido realmente, mientras que no quedan evidencias históricas referentes a los primeros reyes de Roma.

Características de la monarquía romana

Antes de su etapa republicana, Roma fue una monarquía gobernada por reyes (en latín, rex, pl. reges). Todos los reyes, excepto Rómulo (por haber sido el fundador de la ciudad), fueron elegidos por la gente de Roma para gobernar de forma vitalicia, y ninguno de ellos usó la fuerza militar para acceder al trono. Aunque no hay referencias sobre la línea hereditaria de los primeros cuatro reyes, a partir del quinto rey, Tarquinio Prisco, la línea de sucesión fluía a través de las mujeres de la realeza. En consecuencia, los historiadores antiguos afirman que el rey era elegido por sus virtudes y no por su descendencia.
Los historiadores clásicos de Roma hacen difícil la determinación de los poderes del rey, ya que refieren que el monarca posee los mismos poderes de los cónsules. Algunos escritores modernos creen que el poder supremo de Roma residía en las manos del pueblo, y el rey sólo era la cabeza ejecutiva del Senado romano, aunque otros creen que el rey poseía los poderes de soberanía y el Senado tenía correcciones menores sobre sus poderes.
Lo que se conoce con certeza es que sólo el rey poseía el derecho de auspicium, la capacidad para interpretar los designios de los dioses en nombre de Roma como el jefe de augures, de forma que ningún negocio público podía realizarse sin la voluntad de los dioses, dada a conocer mediante los auspicios. El rey era por tanto reconocido por el pueblo como la cabeza de la religión nacional, el jefe ejecutivo religioso y el mediador ante los dioses, por lo cual era reverenciado con temor religioso. Tenía el poder de controlar el calendario romano, dirigir las ceremonias y designar a los cargos religiosos menores. Fue Rómulo quien instituyó el cuerpo de augures, siendo él mismo reconocido como el más destacado entre todos ellos, de la misma forma que Numa Pompilio instituyó los pontífices, atribuyéndosele la creación del dogma religioso de Roma.
Más allá de su autoridad religiosa, el rey era investido con la autoridad militar y judicial suprema mediante el uso del imperium. El imperium del rey era vitalicio y siempre lo protegía de ser llevado a juicio por sus acciones. Al ser el único dueño del imperium de Roma en esta época, el rey poseía autoridad militar indiscutible como comandante en jefe de todas las legiones romanas. De la misma forma, las leyes que salvaguardaban a los ciudadanos de los abusos cometidos por los magistrados con imperium aún no existían durante la etapa monárquica.
El imperium del rey le otorgaba tanto poderes militares como la capacidad de emitir juicios legales en todos los casos, al ser el jefe judicial de Roma. Aunque podía designar pontífices para que actuasen como jueces menores en algunos casos, sólo él tenía la autoridad suprema en todos los casos expuestos ante él, tanto civiles como criminales, tanto en tiempo de guerra como de paz. Un consejo asistía al rey durante todos los juicios, aunque sin poder efectivo para controlar las decisiones del monarca. Mientras algunos autores sostenían que no había apelación posible a las decisiones del rey, otros opinaban que cualquier propuesta de apelación podía ser llevada ante el rey por un patricio, mediante la reunión de la Asamblea de la Curia.
Otro de los poderes del rey era la capacidad para designar o nombrar cargos u oficios, entre ellos el de tribunus celerum que ejercía tanto de tribuno de los Ramnes (romanos), como de comandante de la guardia personal del rey, un cargo equiparable al de prefecto del pretorio existente durante el Imperio romano. Este cargo era el segundo al mando tras el propio monarca, y poseía la potestad de convocar la Asamblea de la Curia y dictar leyes sobre ella. El tribunus celerum debía abandonar su mandato a la muerte del monarca.
Otro cargo designado por el rey era el prefecto urbano, que actuaba como el guardián de la ciudad. Cuando el rey se hallaba ausente de Roma, este cargo recibía todos los poderes y capacidades del rey, hasta el punto de acaparar el imperium mientras se hallase dentro de la ciudad. Otro privilegio exclusivo del rey era el de designar a los patricios para que actuasen como senadores en el Senado.
Bajo el gobierno de los reyes, el Senado y la Asamblea de la Curia tenían en verdad poco poder y autoridad. No eran instituciones independientes, en el sentido de que sólo podían reunirse, y de forma conjunta, por orden del rey, y sólo podían discutir los asuntos de estado que el rey había expuesto previamente. Mientras que la Asamblea curiada tenía al menos el poder de aprobar leyes cuando el rey así lo concedía, el Senado era tan sólo un consejo de honor del rey. Podía aconsejar al rey sobre sus actos, pero no imponerle sus opiniones. La única ocasión en que el rey debía contar expresamente con la aprobación del Senado era en caso de declarar la guerra a una nación extranjera.

Las insignias y honores de los reyes de Roma consistían en 12 lictores portando las fasces que contenían hachas, el derecho a sentarse sobre la silla curul, la Toga Picta púrpura, calzado rojo, y diadema plateada sobre la cabeza. De todos estos distintivos, el más destacado era la toga púrpura.

Fuente:
- Wikipedia.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Templo de Júpiter Capitolino

En la colina del Capitolio surgía el más importante centro de culto del Estado Romano, el Templo de la Triada Capitolina: Giove Ottimo Massimo, Giunone Regina e Minerva.La construcción de este santurio se llevó a cabo durante el VI siglo a.C por parte de la dinastía delos Taquinios como testimonio evidente de la voluntad de estos soberanos de trasladar el baricentro político de la liga italiana.
Por aquellos tiempos, la colina Capitolina era la sede de algunas de las ceremonias más importantes: los auspicios antes de la marcha a una campaña militar, las ceremonias triunfales con un sacrificio augural, etc. En su interior se guardaban, entre otros, los libros sibilinos (que se consultaban en momentos de crisis graves) y una ánfora estándar, el amphora capitolina, de modo que sirviese de patrón de medida.  




Escultura en relieve de Marco Aurelio sacrificando en el cuarto templo.

En la actualidad, apenas se conservan tres ángulos y restos del muro de cimentación, en bloques de cappellaccio (tufo, zona de Roma) , hasta 19 filas, de la parte posterior del templo, que pueden contemplarse desde los jardines del Palazzo dei Conservatori y en el Nuevo Museo Capitolino.

Cimientos del templo interior Museo Capitolino.

Júpiter
Se erigía sobre un podium elevado con una escalinata de entrada en su frontal. En tres de sus lados tenía pórtico, pero no en la parte trasera. Tenía otras dos filas de pilares dispuestos en línea con las de la fachada para formar un profundo pronao que precedía las tres cellae que iban de lado a lado a la manera etrusca, siendo la central, frente a la escalinata, dedicada a Júpiter, más ancha que las otras dos, con el altar de Júpiter (ara Iovis). La de la izquierda estaba dedicada a Minerva y la de la derecha, a Juno.

Los restos conservados de los cimientos y el podium, la mayor parte de los cuales quedan debajo del Palazzo Caffarelli, están formados (opus quadratum) por enormes secciones paralelas de muros hechos de bloques cuadrados de tosca gris (cappellaccio) que dejan constancia del tamaño total de la zona superficial de la base del templo (unos 53×62 m).
Sobre el tejado, haciendo de acrótera, había una cuadriga de terracota pintada, hecha por el artista etrusco Vulca de Veyes en el siglo VI a. C., encargada por Tarquinio el Soberbio, que fue reemplazada en el 296 a. C. por una de bronce, a expensas de los ediles romanos de ese año, los hermanos Ogulnios, quienes también rehicieron la loba capitolina en bronce para el Lupercal..
El templo fue reconstruido en mármol por Sila, después de que un incendio lo destruyese por completo en el 83 a. C., cuando la imagen de culto se perdió, así como los Libros Sibilinos guardados en un cofre de piedra. Sufrió otro incendio en el 69 d. C., cuando el Capitolio fue asaltado por los partidarios de Vitelio.
La estatua de culto principal que fue destruida por el fuego, fue sustituida en el 65 a. C., por una estatua crisoelefantina, obra de Apolonio de Atenas, que se piensa estuvo inspirada en el Zeus de Olimpia, y también probable autor del conocido Torso Belvedere, firmado como «Apolonio hijo de Néstor». Es muy probable que de esta estatua se hicieran varias réplicas que se enviaban a los municipios de las ciudades italianas colonizados por Roma. En este caso, la mejor copia sería la del Júpiter de Otricoli, ahora en los Museos Vaticanos.
Como consecuencia de otros incendios, fue vuelto a reconstruir en el 26 a. C. por Augusto y en el año 75 por Vespasiano. Y después del incendio en el año 80, en el 83, Domiciano lo revistió completamente en mármol, probablemente utilizando las columnas del templo de Zeus Olímpico de Atenas, que le salvará de incendios posteriores.
Su demolición empezó en el siglo V, cuando Estilicón se llevó las puertas doradas y Narsés retiró muchas de las estatuas en el 571.
En monedas y relieves históricos de la era imperial, el templo es representado como tetrástilo.

Bibliografía:
- "Roma" Filippo Coarelli.
- "Ate e Archeologia del Mondo Romano" Mario orelli, MauroMenichetti, Gian Luca Grassigli.
- Imágenes de Internet Wikipedia.