domingo, 10 de noviembre de 2013

Numa Pompilio (716-674 a. C.)

Tras la muerte de Rómulo, el reinado de la ciudad recayó sobre el sabino Numa Pompilio. Si bien en un principio no deseaba aceptar la dignidad real, su padre le convenció para que aceptara el cargo, para servir así a los dioses. Recordado por su sabiduría, su reinado estuvo marcado por la paz y la prosperidad.
Numa reformó el calendario romano, ajustándolo para el año solar y lunar, añadiendo además los meses de enero y febrero hasta completar los doce meses del nuevo calendario.
Instituyó numerosos rituales religiosos romanos, como el de los salii, designando además un flamen maioris como sacerdote supremo de Quirino, el flamen Quirinalis
Organizó el territorio circundante de Roma en distritos, para una mejor administración, y repartió las tierras conquistadas por Rómulo entre los ciudadanos, a la vez que se le atribuye la primera organización de la ciudad en gremios u oficios.
Numa fue recordado como el más religioso de todos los reyes, por encima incluso del propio Rómulo. Bajo su reinado se erigieron templos a Vesta y Jano, se consagró un altar en el Capitolio al dios de las fronteras Terminus (*en el lugar donde posteriormente se construiría el Templo de Júpiter, quedando sus ruinas incluidas en el nuevo edificio. "Roma" Coarelli), y se organizaron los flamen, las vírgenes vestales de Roma y los pontífices, así como el Collegium Pontificum. La tradición cuenta que durante el gobierno de Numa un escudo de Júpiter cayó desde el cielo, con el destino de Roma escrito en él. El rey ordenó hacer once copias del mismo, que fueron reverenciadas como sagradas por los romanos.

Como hombre bondadoso y amante de la paz, Numa sembró ideas de piedad y de justicia en la mentalidad romana. Durante su reinado, las puertas del templo de Jano estuvieron siempre cerradas, como muestra de que no había emprendido ninguna guerra a lo largo de su mandato. Tras 43 años de reinado, la muerte de Numa ocurrió de forma pacífica y natural.

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