Rómulo no sólo fue el primer rey romano, sino también su
fundador, junto a su gemelo Remo. En el año 753 a. C., ambos comenzaron a
construir la ciudad junto al Monte Palatino, cuando, según la leyenda, Rómulo
mató a Remo por haber atravesado sacrílegamente el pomerium. Tras la fundación
de la urbe, Rómulo invitó a criminales, esclavos huidos y exiliados para darles
asilo en la nueva ciudad, llegando así a poblar cinco de las siete colinas de
Roma. Para conseguir esposas a sus ciudadanos, Rómulo invitó a los sabinos a un
festival, donde raptó a las mujeres sabinas y las llevó a Roma. Luego de la
consiguiente guerra con los sabinos, Rómulo unió a los sabinos y a los romanos
bajo el gobierno de una diarquía junto con el líder sabino Tito Tacio.
Rómulo dividió a la población de Roma entre hombres fuertes
y aquellos no aptos para combatir. Los combatientes constituyeron las primeras
legiones romanas, mientras que el resto se convirtieron en los plebeyos de
Roma, y de todos ellos, Rómulo seleccionó a 100 de los hombres de más alto
linaje como senadores. Estos hombres fueron llamados Patres, y sus
descendientes serían los patricios, la nobleza romana. Tras la unión entre
romanos y sabinos, Rómulo agregó otros 100 hombres al Senado.
También, bajo el reinado de Rómulo, se estableció la
institución de los augures como parte de la religión romana, así como la
Comitia Curiata. Rómulo dividió a la gente de Roma en tres tribus: romanos
(ramnes), sabinos (titios) y el resto (luceres). Cada tribu elegía a diez
coviriae (curias= comunidad de varones), aportando además 100 caballeros y 10
centurias de infantes cada una, conformando así la primera legión de 300
jinetes y 3000 infantes. Ocasionalmente podía convocarse una segunda legión en
caso de urgencia.
Después de 36 años de reinado, Rómulo había librado
numerosas guerras, extendiendo la influencia de Roma por todo el Lacio y otras
áreas circundantes. Pronto sería recordado como el primer gran conquistador,
así como uno de los hombres más devotos, de la historia de Roma. Tras su muerte
a los 54 años de edad, fue divinizado como el dios de la guerra Quirino,
honrado no sólo como uno de los tres dioses principales de Roma, sino también
como la propia ciudad de Roma divinizada.
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